La angustia de la metrópolis, acerada y sola, abandonada de cualquier vestigio humano, atravesada por un lejano avión o inmersa en la profundidad del agua, es la protagonista real de estas obras que Gabriel Ortuño trabaja en tonos neutros, en grises y blancos porosos, sin renunciar al color que, en ocasiones, sirve para destacar aún más esta desesperanza ante el mundo. Frente a la angustia, la esperanza. Black Africa, núcleo y origen de esta exposición, retrata al ser humano. Tras un viaje largo al corazón de África, Gabriel Ortuño inició esta serie. Venía cargado de imágenes y de emociones. A Gabriel Ortuño le gusta indagar, hibridar técnicas, destacar lo necesario. Y en este caso, estas fotografías han sido alteradas, pero sólo en lo superficial, en lo más leve, en el espacio que rodea a los personajes, que casi desaparece. Los protagonistas son los niños, las mujeres, los hombres. Las miradas húmedas y sonrientes. La belleza majestuosa de sus cuerpos. La presencia de los humano dota a estas fotografías de esperanza, la única fórmula posible para escapar de la angustia. Ángeles Alemán (Comisaria) |
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