En este sentido, el Gobierno de Canarias ha entendido la necesidad de promover acciones y proyectos que contribuyan a que el mar que nos separa, por el que todos navegamos, sea ese histórico lazo de unión y no un elemento de separación.
Es el momento de dar a cococer el talento y la creatividad de nuestros artistas y por ello el Gobierno de Canarias se encuenta ejecutando un plan de acción, el Programa Septenio, que puede concentar en siete años (2008-2014) nuemerosas iniciativas para la difusión de la creación canaria.
Un ejemplo de ello es este intercambio cultural con Europa central, que ha permitido que artistas canarios expongan su obra en las ciudades de Belgrado y Praga, donde han compartido escenario y experiencia con creadores de aquellas latitudes. En la Progress Gallery de la capital serbia y en la Chodov Frotrees Gallery de la capita checa, han expresado sus reflexiones en torno al mar, ese mar que hemos mencionado y que, lejos  de distanciar a la población mundial, debe enlazarla.
Para Canarias, para nuestros artistas, supone una enorme satisfacción difundir su creatividad en estas zonas emergentes de Europa. Ciudades que crecen al tanto de lo que ocurre culturalmente en el plano internacional, posicionadas en el mapa cultural europeo, e integradas, cada vez más, en los flujos culturales internacionales.
Ahora, tras su periplo europeo iniciado en diciembre de 2010, este grupo de artistas canarios ejercen de anfitriones en una nueva exhibición colectiva, de nuevo junto a artistas checos, en el Círculo de Bellas Artes de Tenerife, con el comisariado de Miriam Durango. Les inivtamos a acercarse a este mar de ideas y propuestas, por el que todos navegamos.
Alberto Delgado
Viceconsejero de Cultura del  Gobierno de Canarias

La totalidad del planeta constituye la nueva audiencia de una información que navega en vehículos nuevos. Se cree normalmente que una eventual cultura de masas vehiculizada por los medios de comunicación integraría al planeta en un único sistema, sin embargo, los medios de comunicación tienen la capacidad de conectar a las personas pero no necesariamente de integrarlas en un mismo patrón.
La idea de globalización nos remite a una dimensión de unicidad, pero erróneamente deberíamos calificar al universo de la cultura de esta manera. No existe, ni existirá, una cultura global. La cuestión en esta esfera no es la de la homogeneización sino de la diversidad. En este sentido sería preferible hablar de mundialización de la cultura. Tal vez el elemento más característico del proceso de mundialización de la cultura sea la desterritorialización de determinados patrones culturales, que se distancian de sus raíces nacionales o regionales para volverse mundializados. Al lado de nuestra concepción de una realidad local nacional, hay otra – transnacional- que las atraviesa, redefiniendo el propio mundo en el cual estamos insertos.
Si bien podemos afirmar la influencia cultural y las grandes trasnformaciones que la mundialización de bienes, servicios y mensajes ocasion en en el plano local, nada autoriza a presuponer una drástica uniformidad de las culturas locales, la convergencia en un futuro próximo de la “aldea global”, con la consiguiente desaparición de las identidades particulares.
La cultura es la máxima expresión de la identidad, y nuestras culturas locales se encuentran cada vez más mediadas por los procesos migratorios y por el formidable avance de la tecnología de la comunicación, entonces es de lugar que la identidad sea cada vez más transterritorial e híbrida. Esta transterritorialidad e hibridez no supone la anulación de la especificidad que surge de la forma en que se combinan los diferentes elementos de la diversidad cultural.
Cabe plantear entonces la globalización cultural como la bifuración de identidades culturales de distinto orden  en los que se concreta la unidad y diversidad. Unidad en una perpectiva de universalidad con principios universalistas y diversidad si se tiene en cuenta el mantenimiento de ciertas formas de identidad nacional. En ello está implícito la socialización de los valores de la cultura universal, lo cual, tienen como base la intersección de los global con lo local, el nivel de las identidades, su evolución y nuevas formas de emergencia e hibridación que son propias del desarrollo social.
Ninguna cultura es única, todas las culturas están influidas por otras y a su vez ejercen influencias sobre ellas mismas.
Miriam Durango
(Comisaria)

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