En la era de la posmodernidad los límites de la privacidad han sido prácticamente anulados. Los grandes ejes de poder político como gobiernos, empresas o instituciones quebrantan constantemente el derecho a la privacidad del individuo a través de una exhaustiva vigilancia que consigue controlar el rastro que éste deja en el espacio público e incluso de manera ilícita en el ámbito privado – mediante bases de datos informáticas, la navegación en el espacio web, etc. -, por lo tanto asistimos diariamente a una pérdida de la intimidad sin apenas ser conscientes de ello. |