Entre los escenarios de la visibilidad surgen enclaves que extienden todo su potencial seductir generando Imagen – Exterioridad. La imagen queda inmovilizda en la superficie, como envoltorio cuyo efectismo disimula (en su condición de manifiesta visibilidad) la ausencia de un corpus teórico que disponga en un espacio de sentido a la forma.
El High Tech discurre en ese entorno en el cual reside la exterioridad como meta relato de sí misma. El High Tech evidencia, subraya de forma palmaria la complejidad técnica siendo precisamente esta última el motor de sus fundamentos estéticos.
Su imagen cortejo es precisamente la disposición a recurrir a la sofisticación del medio como herramienta discursiva y, por tanto,  el medio queda identificado como el resultado.
Este hecho conlleva una administración de las imágenes como puro cuerpo de efecto sobrevalorando el aspecto visual en detrimento de otros aspectos, confundiéndonos ante "la estetización generalizada que sería sustituir el criterio de eficencia a la hora de elegir el medio en base a sus cualidades visuales, de diseño, de belleza, etc.".
La estética High Tech es una exaltación de la fascinación por la permanente innovación tecnológica, por el último perfeccionamiento técnico que conduce al medio a un conjunto de implementaciones llamados a su obsolescencia inmediata. Por ende, esta estética de la exterioridad se rige por coordenadas temporales proyectadas siempre en el futuro, en ese tiempo contemplado como aquel que ha de suplir las carencias del presente.
¿Cómo prolongar, por tanto,la congruencia de esa exterioridad cuando se somete a una temporalidad en la que la vigencia no es más que un instante llamado a actualizarse?
Este proyecto expositivo trata de explotar otro territorio artísitico de visibilidad desplazada, pues no depende tanto de un escenario sobreexpuesto como de un corpus teórico que insiste en repensarse a sí mismo. La cartografía que aquí se despliega viene denominándose "prácticas Low Tech". No pretendems establecer un decálogo concluyente entre qué es y qué no es Low Tech en un horizonte artístico, pero sí intentaremos  trazar un dibujo aproximatorio para evidenciar la presencia de una práctica tan frágil como pertinente.
Las obras que se muestran en esta exposiciópn concurren en una doble significación: la maniobra y el resultado, la tecnología y su producto, señalando sus peculiaridades re`presentativas más recurrentes y evidenciando su inscripción retórica como Modo de actuar en un espacio de vida subordinado por acotaciones de diferentes órdenes.
Estas prácticas Low Tech o de visibilidad desplazada, si bien no comportan un proceder arqueológico, sí escarban en la constitución del medio a través del cual desarrola su discurso, profundizan en la pertinencia de una u otra técnica como un vector articulador de sentido representacional.
La elección de formatos y prácticas se basa en su disponibilidad, en su inserción dentro de un contexto de producción precario y frágil. Es precisamente la precariedad, traducida como escasez de recursos económicos y materiales, los que anima las habilidades para trabajar desde estos márgenes de la visibilidad.
Las piezas escogidas para la muestra que nos ocupa sortean la seducción y el plazo de vencimiento del hardware, subvierten la lógica del software otorgándole capacidades retóricas no previstas en su aplicación original, descomponen los resortes de la técnica para construir una máquina administradora de sentido; contravienen la escena High Tech trabajando con medios escasos llamados a la caducidad como recurso que relativiza el tiempo, que permite una elasticidad retórica de la línea temporal para entender el ejercicio de persuasión maquínica derivado del paradigma en el que la actualización y corrección técnica son una puesta en valor.
Por tanto, el modelo de resistencia a la persuasión de la técnica es un modelo de actuación política, ya que el sujeto elude la ilusoria posibilidad de enmarcarse en un sistema de producción que presume de actualidad, eficacia y efecto para habilitar un marco de actuación maenos deslumbrante, pero en el que se mantienen las capacidades para decidir sobre lo visible.
Este sistema de no – dependencia desmitifica los aparatos, los mecanismos, las carcasas, identificando aquello que cuestiona y perturbando la idea de distinción de la exterioridad.
La economía de medios discurre por territorios capaces que se adaptan y se amoldan, que no se frenan ante la fragilidad constructiva, que construyen en grado de tentativa, que ensayan y encajan el error como elemento procesual, que parten de la premisa democrática del Do it yourself, que generan imágenes a través de los residuos productivos,…
El arte Low Tech no malgasta la escasez de recursos en cáscaras que escondan sus tripas, generosamente nos deja apreciar todo su mecanismo interior, sus referencias y sus fugas; su engranaje de construcción simbólica. Y aquí, en un escenario de visibilidad desplazada, desde unos márgenes cuasi apagados, estos artistas reconfiguran el imaginario del medio y se aparecen ante nosotros como presencias encendidas.

 

 

 

 

 

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